Nuestro cerebro y las emociones que experimentamos al realizar actividades cotidianas condicionan muchas de nuestras conductas sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, ¿has notado que sientes más el costo de algo cuando lo pagas en efectivo que cuando lo pagas con una tarjeta de débito?

De igual forma, cuando pagas con tu tarjeta de crédito, tienes una psicología distinta a cuando pagas con tu tarjeta de débito, a pesar de saber que lo tendrás que pagar después. Y cuando ponemos la tarjeta de crédito frente al efectivo, el efecto es aún más visible. En este post analizaremos brevemente por qué gastamos más con las tarjetas de crédito, cuáles son los riesgos de no controlar nuestros gastos con ellas y cómo convertir nuestra tarjeta de crédito en una ventaja a la hora de comprar y no en un nido de deudas sin fin.

¿Por qué gastamos más con la tarjeta de crédito?

Las tarjetas de crédito son una herramienta de financiación muy versátil que te permiten disponer de un límite de crédito para realizar pagos y compras. A diferencia de otros modelos de financiación, como los préstamos online o bancarios, las tarjetas representan una línea de crédito revolvente que se renueva en la medida que pagas los consumos. A cambio de este dinero que el banco te presta, se aplica un tipo de interés y otras comisiones. Pero, si sabemos que nos estamos endeudando, ¿por qué parece que usamos más las tarjetas de crédito que el efectivo o el débito?

El gasto nos impacta menos

Una de las razones por las que, en ocasiones, gastamos más con las tarjetas de crédito que con efectivo o tarjeta de débito es porque estas formas de pago tienen su propia psicología y generan distintas emociones. Por ejemplo, cuando pagas en efectivo la sensación de pérdida es mucho mayor, sobre todo cuando has trabajado por ese dinero. Algo similar, aunque con menos intensidad, pasa cuando pagamos a débito. Sabemos que estamos extrayendo dinero de nuestra cuenta, que cuando revisemos el estado bancario tendremos menos dinero, y esto también genera una sensación de gasto, de desprendimiento.

Ahora bien, cuando pagamos con la tarjeta de crédito la sensación es completamente distinta. Esa percepción de que el beneficio es mayor que el costo se debe a que nuestro cerebro asocia comprar a crédito con el placer de obtener algo, haciendo que te sientas mejor comprando ese abrigo que tanto te gustó con tu tarjeta de crédito en lugar de “gastar” dinero de tu nómina. Esto no quiere decir que pensemos que ese dinero es regalado (aunque muchas personas actúan como si lo fuera), ya que estamos consciente de que tendremos que pagarlo. Más bien, se puede describir como una gratificación porque no sentimos que nos están arrebatando algo, sentimos que le estamos quitando al banco porque tenemos el privilegio de hacerlo.

Tarjetas de crédito y compras online

Algo parecido pasa con las compras online que, por cierto, no es de extrañar que la mayoría de ellas se paguen con tarjeta de crédito y no de débito. Cuando compramos online no estamos sintiendo el peso del gasto cuando ponemos en el carrito, no lo estamos tocando, y por eso es menos probable que digamos “mejor no llevo este, es muy caro”. Es decir, la ausencia de ese componente kinestésico al comprar en una tienda física nos distrae de la sensación del gasto, y cuando sabemos que tenemos tarjeta de crédito para pagar, ¡pues venga, al carrito que esto me mola, me lo he ganado!

Sensación de riqueza

En muchos casos, especialmente las personas jóvenes, el uso de la tarjeta de crédito les da una percepción de riqueza y sofisticación. Consideran que pagar a débito en una tienda de marca no estaría al nivel de la compra. Esto se asocia con la distorsión del valor del dinero cuando no nos cuesta que cuando hemos trabajado por él. Algunas veces, cuando se trata de una tarjeta adicional ofrecida por alguno de los padres, ni siquiera consideran el efecto que tienen estos gastos en la capacidad crediticia del titular. Al fin y al cabo, no serán ellos los que deberán pagar por estas compras.

Mayor libertad de consumo

Cuando llevas tu dinero en el bolsillo o en la tarjeta de débito, es fácil reconocer cuando nos hemos pasado de nuestro límite de pago. Por ejemplo, tenemos solo 300 € en nuestra cuenta bancaria y, cuando hacemos la compra de la despensa, estamos anclados a ese límite por lo que evitamos que nuestra cuenta llegue a 310 €. Sin embargo, con la tarjeta de crédito estos límites son bastante más difusos y fácilmente permeables. Y el hecho de que este producto no venga con una advertencia de las consecuencias de su uso imprudente, hace que nos concentremos en lo que estamos obteniendo con ella ahora más que en lo que estamos “gastando”, porque, a final de cuentas, nuestro cerebro no lo asocia con un gasto inmediato.

Es decir, gastamos más con las tarjetas de crédito sencillamente porque es más fácil que ajustarse a un presupuesto que nos limite. De hecho, a veces ni siquiera nos detenemos a comparar precios. Además, se ha demostrado con diversos estudios y experimentos que las personas están dispuestas a pagar entre un 50% y un 200% más por los mismos artículos cuando se les indica que podrán pagar con tarjeta de crédito, mientras que los que deben pagar con débito sienten mucho más el impacto del pago y se limitan. Incluso, se notó que las personas que pagarían con tarjeta de crédito compraban más rápido y agregaban más productos de consumo rápido (esos que están cerca de la caja) a su compra. Todo esto está asociado a la libertad de usar dinero que no es nuestro.

Beneficios de las tarjetas de crédito

No siempre el hecho de que gastemos más con las tarjetas de crédito está asociado a un acto irresponsable. Muchas personas prefieren el crédito al débito por los beneficios que ofrecen estas tarjetas, como acumulación de puntos, millas, descuentos y promociones, entre otras ventajas. Pero, ten cuidado, no todo lo que brilla es oro. Más adelante, explicaremos cómo hacer de las tarjetas de crédito un eficiente medio de pago sin caer en endeudamiento ni sobreendeudamiento.

Falta de liquidez

Algunas veces el uso de la tarjeta de crédito sobre el efectivo no necesariamente tiene que ver con la sensación que produce gastar y luego pagar. A veces simplemente no tenemos liquidez para costear ciertos gastos, o nos vemos ante un evento inesperado en el que la opción de los préstamos personales no es viable por falta de tiempo, y la tarjeta de crédito es la que nos saca del apuro. En resumen, los motivos por los que a veces gastamos más con las tarjetas de crédito que con débito o efectivo son bastante variados. Unos son tan banales como el hecho de demostrar un status o nivel económico. Otros son más subjetivos, como la sensación que produce gastar sin ver que se descuenta de tu saldo en la cuenta. Mientas que otras personas las utilizan cuando no tienen liquidez.

Riesgos de usar las tarjetas de crédito de forma descontrolada

Sea cual sea el motivo, lo cierto es que si no sabemos controlar el uso de la tarjeta de crédito, nuestras finanzas personales pueden verse gravemente afectadas. Es necesario que aprendamos a usar las tarjetas de crédito de manera que se conviertan en un ahorro y no en deudas. De entrada, el riesgo de no controlar nuestros gastos con las tarjetas de crédito es que nos podemos ver metidos en una deuda que no tiene fin. Veremos irse una parte de nuestros ingresos solo en pagos para la tarjeta, para luego quedarnos sin fondos antes de que termine el mes y tener que volver a recurrir a ellas. Se convierte en un círculo vicioso del que puede ser difícil salir si ya estamos acostumbrados a gastar con la tarjeta de crédito y no son nuestros fondos disponibles.

Otro riesgo es que si quedas moroso durante algún mes con la factura de tu tarjeta, este impago se verá reflejado en tu historial crediticio, poniéndote en riesgo de aparecer en los ficheros de ASNEF. En ocasiones, caemos en el error de no medir las consecuencias de nuestros consumos sino cuando ya tenemos la deuda encima, y aun así, seguimos pagando a crédito. Esto distorsiona nuestras finanzas personales y nos mantiene anclados a las deudas, incluso al sobreendeudamiento.

¿Cómo usar de forma inteligente las tarjetas de crédito?

Usadas de forma correcta, las tarjetas de crédito pueden ser tus mejores aliadas para aprovechar descuentos y ahorrar dinero, en lugar de ser una guillotina para tus finanzas. Te daremos algunos tips de interés:

  • Verifica los costos de tu tarjeta, puedes ahorrarte dinero si evitas algunas transacciones como los avances de efectivo o las compras en el extranjero.
  • Existen tarjetas especialmente para los viajeros, que no cobran comisiones por retiros ni compras fuera de España, incluso por los cambios de divisa. Aprovecha este beneficio si vas a viajar.
  • Paga con tu tarjeta de crédito solo aquellas compras que puedas abonar directamente con tus fondos. Cuando pagas el total de tu deuda antes de la fecha de corte, no pagarás intereses por tus compras y habrás obtenido los beneficios de pagar con tu tarjeta. Incluso podrás optar por los seguros que poseen, como compra protegida o garantía extendida.
  • Evita pagar el monto mínimo, ya que así tu deuda crecerá desmedidamente. En la medida de lo posible, paga más de la mitad de tu deuda, de manera que no tengas que pagar demasiado en intereses. Y para ese siguiente mes, limita su uso al máximo.
  • Si piensas emitir una tarjeta adicional, asegúrate de que la persona tenga la madurez financiera suficiente como para entender las implicaciones de los gastos con las tarjetas de crédito.
  • No tengas más tarjetas de crédito de las que puedas pagar. Recuerda, no es dinero gratis, es una deuda.


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